Ministerio de Dios

jueves, 15 de abril de 2010

La autoestima,




Dios te ama y te acepta como eres ahora, pero Él desea que el potencial que ha depositado en ti florezca día a día.

Podríamos definirla como la forma en que las personas se sienten con respecto a sí mismas y como se valoran. La autoestima se basa en los pensamientos, sentimientos, sensaciones y experiencias que tenemos a lo largo de nuestra vida. Desde muy temprana edad, conciente o inconcientemente, empezamos a formarnos un concepto de nosotros mismos el cual es tremendamente influenciado por la manera como nos ven y nos aceptan o rechazan las personas que nos rodean, principalmente, nuestros padres, hermanos, otros familiares, maestros, compañeros y amigos.

La forma en que una mujer se siente con respecto a la aceptación y respeto de si misma afecta directamente todos los aspectos de su vida, desde su desempeño en el trabajo, como esposa, como madre, como hija y socialmente. La mayoría de problemas emocionales tales como temores, angustias, depresión, complejos, soledad, culpabilidad, adicciones, rendimiento intelectual, etc., que enfrentan las mujeres de todas las edades, están casi siempre relacionados con la identidad y una baja auto estima.

Además de la influencia en nuestra vida de lo que dicen los demás de nosotras, vivimos en un medio en el que los anuncios publicitarios, las películas, los programas de televisión nos envían mensajes de estándares y parámetros que “son necesarios” para ser una persona de “éxito” y equivocadamente muchas mujeres los escuchan, los creen y miden su valor e identidad en la medida que puedan alcanzar tales fantasías. Algunas de estas mentiras que nos bombardean constantemente pueden ser: La apariencia, por la que gran cantidad de mujeres tienen su identidad basada en su apariencia y como se sienten respecto a ella e invierten cualquier cantidad de tiempo y dinero en gimnasios, ropa y todo lo relacionado con el arreglo personal. Realización o logros obtenidos: Otras mujeres fundamentan su valor sobre las obras que realizan lo que implica que solamente tienen valor de acuerdo a sus acciones las cuales no tienen que ver necesariamente con la integridad y el carácter. Claro, nuestros logros sí pueden decir algo de nosotros pero no son totalmente representativos de quienes somos ni cuanto valemos. Las posesiones tales como casa, carros, ropa de marca etc., son otro aspecto que también influye en la auto valorización de una persona.

Estas y muchas mentiras mas son el mensaje de nuestra sociedad: Solo eres una persona respetable y de valor si vives en una gran casa, tienes éxito profesional y financiero, tienes un carro fino último modelo, ropa de marca etc. y lo más triste de este mensaje es cuando las mujeres lo creen y aceptan que solo valen si son bellas, si usan productos de las mejores marcas, si han tenido éxito en lo que hacen o han sido prósperas financieramente.

Sin embargo, ya sea a consecuencia de palabras de rechazo o condenación que hayan influido en nuestra propia valorización, o sea por el mensaje y los parámetros que nos ha impuesto la sociedad para ser una persona de valor, es importante saber que en ningún momento esta es una base firme para edificar nuestra autoestima. El único fundamento valedero para levantar nuestra autoestima y que define nuestra identidad procede de nuestro hacedor y no de lo que hacemos: Dios mismo.

Lo que más debe importarnos es como nos ve Dios, lo que El piensa de nosotras y lo inmenso de su amor y misericordia. Con sus propias manos nos ha creado y formado. Salmo 139:13 “Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. 14 Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien.” Además todos hemos sido formados con un propósito divino: Salmo 139:16 “Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.” Y tenemos tanto valor para El que fuimos comprados por la sangre de su hijo. Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” El nos ha dado una identidad como hijos suyos: Salmo 100:3 “Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.”

El proceso del cambio de identidad

Cuando tomamos conciencia de que tenemos un problema de autoestima el siguiente paso es resolverlo. Si ya has identificado cuales son las bases que han determinado tu identidad y tu autoestima, el siguiente paso es tomar la decisión de deshacerte de algunos conceptos que has tenido de ti misma y que te hacen daño o te limitan para desarrollarte plenamente y disfrutar de tu verdadera identidad.

Si has reconocido situaciones dolorosas, rechazos o humillaciones como el origen de tu baja autoestima, este es el momento de perdonar y entregárselas al Señor. El es un Padre cariñoso que se preocupa por ti, te cuida y se interesa hasta en los detalles más secretos de tu vida. Mateo 10:29 “¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. 30 Pues aun vuestros cabellos están todos contados. 31 Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos”. Recuerda que El te conforta: 2Corintios 1:4 “el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios”.

Recuerda que con el Señor no necesitas esforzarte con el propósito de sentirte valiosa tu eres su especial tesoro porque El así los dijo en Exodo 19:5 ”Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.” Además pagó por ti el precio que nadie en todo el universo podría superar, tu tienes el valor de la preciosa sangre de Jesus. Tampoco necesitas demostrarle cuan competente eres, porque El te hizo competente 2Corintios3:5 “no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios” y con la confianza de saber que todo lo puedes en Cristo que es tu fortaleza.

Dios te ama y te acepta como eres ahora, pero el desea que el potencial que ha depositado en ti, florezca y llegues a ser la mujer que tu deseas ser. Filipenses 1:6 “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”

Eres su hija y perteneces a su familia: Juan 1:12 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”

No reconocer nuestro valor es desvalorizar al Dios que mora en nosotros su obra y es menospreciar el sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario. Cuando nos aceptamos a nosotros mismos como una obra de Dios, cuidamos nuestro cuerpo porque es morada del Espíritu Santo y reconocemos el valor que tenemos, en ese momento será posible valorar y hacer sentir especiales a las personas que nos rodean.

Necesitamos conocer a Dios a través de la Biblia y no solo estar informados sino creer y vivir lo que El dice, piensa y espera de nosotros. Todas las bases de nuestra identidad deben ser puestas sobre la roca inamovible que es Cristo Jesús, pues su amor y fidelidad son para siempre.

lunes, 12 de abril de 2010

EL camino angosto



Esta palabra nos está hablando de la actitud del hombre en cuanto a su comportamiento en la vida, en cuanto a sus acciones que a diario hace en sus circunstancias comunes y corrientes, su modo de vida. La biblia habla de la condición del hombre, habla de las actitudes que el hombre debe tomar en su desempeño sobre la tierra.

En una parte del texto Dios está hablando acerca de la puerta ancha, dice así el Señor en su Palabra “…ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición”. Dios está hablando que hay una condición fácil o cómoda del hombre que lo lleva a un camino de perdición y de destrucción. Qué fácil es mentir, qué fácil es engañar, qué fácil es tomar una actitud de odio, de aborrecimiento por una reacción de nuestra vida diaria, qué fácil es que una persona cometa una infidelidad, qué fácil es que una persona pueda robar en el lugar donde se encuentra laborando. Es fácil para el hombre engañar, y esta actitud de facilidad del hombre no hace otra cosa sino llevarlo a un camino de perdición total en su vida.

La mayoría de la gente en su afán de llevar una vida de facilidad o comodidad comete muchos actos donde puede perder su familia, su empleo, puede perder su paz, puede perder la confianza de otra persona y una cantidad de actos que llevan al hombre a una vida de degradación. Es muy fácil para muchos quebrantar las leyes, es muy fácil para muchos quebrantar los convenios, los pactos, es muy fácil para mucha gente mentir, engañar, y llevar una vida de irresponsabilidad porque éste es un camino fácil de tolerancia, el camino del pecado, el camino de la desobediencia, el camino de la infidelidad, el camino del robo, de la destrucción, de la agresión. Qué fácil golpear a otro, pero qué difícil cuando una persona corriente procura llevar una vida agradable a Dios, sin pecado, sin desobediencia, en justicia, en rectitud.
Y esto es lo que Dios llama la puerta angosta: “porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida” la biblia está hablando que para muchos el camino difícil, el camino de la rectitud, el camino de la fidelidad, el camino de la honestidad, el camino de la transparencia, el camino del perdón y de la misericordia para muchos es un camino difícil, un camino angosto, pero dice la palabra que este camino es el que nos lleva a la vida eterna, que nos lleva a la salvación.

Pero muchos prefieren el camino ancho porque es un camino de facilidad donde es fácil violentar las leyes, es fácil violentar los derechos, es fácil quebrantar leyes y principios y esta actitud es la que toman la mayoría de los hombres; la vida fácil, la vida del robo, la vida de la infidelidad, la vida del odio, la vida de la deshonestidad, la vida fácil, la vida del vicio, del alcohol, de la prostitución, de la homosexualidad; es la vida fácil que el hombre a veces quiere tomar porque es el camino de tolerancia donde todo es permitido, porque muchos no están viendo que de pronto Dios desciende y los detiene.

La gente piensa que como Dios no actúa sobre ellos piensan que es una actitud permisiva delante de los ojos de Dios y que Dios no les va a tomar en cuenta esa actitud. Pero la biblia habla del camino angosto, dice “porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”, son pocas personas que se detienen a analizar su condición de vida y a procurar llevar una vida de rectitud por el camino angosto de obediencia, de rectitud, de compromiso, de responsabilidad.

Así que en el día de hoy es muy importante que revisemos por cual camino estamos andando, si es por el camino ancho o por el camino angosto. ¿Cuál es el camino que has decidido llevar?
Porque el ancho te va a llevar a la perdición. Pero el camino angosto, el camino de estrechez, de rectitud es un camino seguro, que para muchos es difícil, pero es el camino que te va a llevar a la vida eterna, es el camino que debes elegir para estar una eternidad con Dios.

Hay un solo camino que te lleva a la vida eterna, y otro que lleva a la perdición eterna sin Dios, y es por donde camina el común de la gente.
¿Tú eres del común de la gente?
¿Podrías explicar qué debes hacer para andar en el camino angosto?

¿Por qué un familiar tuyo diría que tú no estás en el camino ancho?

¿Qué recompensa habrá para aquel que anda en el camino ancho?

Pastor Roger Ramos

jueves, 8 de abril de 2010

Como saber que he encontrado al hombre que Dios quiere para mi?




El Señor nos da la libertad para que escojamos una persona con la que podamos y queramos vivir conforme a Su palabra.

No es específicamente que Dios tenga una persona reservada para ti y que tengas que esperar que un ángel venga y te diga: “Este es”. Muchas mujeres cristianas tienen ese temor a equivocarse o a escoger el que “no era”, el que Dios no quería. El Señor nos da la libertad para que escojamos una persona con la que podamos y queramos vivir.

Lo que Dios pide de nosotros son principios que El ya nos dejó en la Biblia. El más importante es no unirse en yugo desigual, que es un mandato que trae muy malas consecuencias a nuestra vida si no lo obedecemos. Lo que a Dios le interesa es que cuando escojamos a esa persona, sea hombre o mujer, tenga al Señor en su corazón, sea nacido de nuevo y que sirva al Señor con la misma pasión que nosotros.

Creo que aun dentro de la misma iglesia, puede haber un yugo desigual en el sentido que uno sirva a Dios y que la otra persona sólo vaya a la iglesia los domingos o no le interesa la visión, entonces esa persona me puede separar de lo que Dios ya hizo en mi vida, que fue el decirle que sí.

También, lo otro es que los padres de ambos estén de acuerdo con la persona que uno escoja. Buscar la aprobación de los papás en cuanto a la educación de la persona, a la forma de ser, en la forma en que nos va a llegar a tratar un día. Entonces, también hay que consultar a nuestros padres.

El Espíritu Santo te guía, te da el discernimiento, la guianza y también la firmeza o la paz de saber que con esa persona vas a saber vivir. Eso no descarta el que puedan tener problemas. No sólo porque es el hombre que Dios te dio quiere decir que nunca los vas a tener; van a tener que trabajar el uno con el otro en sus temperamentos para saber cómo vivir un día juntos o llevar una relación de noviazgo. Creo que el Espíritu Santo es sumamente importante en todas las áreas de nuestra vida, pero El no va a estar esperando a tomar las decisiones por nosotros, El nos ayuda y guía.

Entonces podemos decir que hay tres personas involucradas en nuestra decisión:

1. Yo tomo mi propia decisión y soy responsable de sus consecuencias.
2. El Señor me da parámetros para tomar la decisión, y me puede confirmar a través de su guianza o su paz, si he tomado una buena decisión.
3. Y mis padres que me han instruido con sabiduría. Ellos son los que nos ayudan a saber si estoy en el buen camino.

Entonces, concluimos que tiene que ser cristiano, con la fe en el mismo Dios y las mismas creencias. Segundo, se le puede agregar un nivel de madurez conforme a nuestra decisión, que es que tenga la misma pasión por Cristo, que mis padres lo acepten y que por el servicio esté dispuesto a dar su vida, así como la estoy dando yo.